- publicado 23.12.2023
- por Cuenqueando
- Catedral de CuencaarquitecturaCuenca cathedral
Descubriendo la Catedral de Cuenca: historia, arquitectura y secretos ocultos
Sobresaliendo del casco histórico de una ciudad que surge de un precipicio, así es como se nos presenta la Catedral de Cuenca, capitaneando el dramático paisaje, mezcla de naturaleza, historia y arquitectura, esto es Cuenca. En este post queremos descubriros la Catedral de Cuenca con su historia, su imponente arquitectura y desvelaros sus secretos más ocultos.
Desde luego, Cuenca es una ciudad mágica, suspendida sobre acantilados, entremezclada con las rocas, rodeada por sus dos ríos, el Júcar y el Huecar que abrazan eternamente el promontorio en que se asienta la ciudad. Y en el corazón de esta sorprendente ciudad encontramos, enseñorada sobre todo lo demás, a la magnífica catedral de Santa María y San Julián.
Para buscar el origen de este templo tenemos que remontarnos al siglo XII. Alfonso VIII toma la ciudad de forma definitiva para el reino de Castilla en 1177. Una vez pacificada la región, la catedral comenzará a construirse en 1196 sobre la antigua mezquita árabe. Pese al protagonismo del rey Alfonso VIII en las calles y monumentos de la ciudad, la verdadera inspiradora y responsable de algunas de sus características iniciales, y principalmente de las de la propia catedral, va a ser la reina, Leonor de Platagenet, que trae consigo a artistas y arquitectos de vanguardia e introduce el estilo gótico y el aire francés que caracterizan las primeras fases de su construcción. La Catedral de Cuenca está considerada la primera catedral gótica de España.
A lo largo de los más de ocho siglos de historia, los diferentes acontecimientos y estilos artísticos y arquitectónicos han ido dejando su huella en este magnífico templo, así, en su interior va a llamarnos la atención el espectacular Arco de Jamete, en la entrada principal del claustro, este arco es una de las obras cumbres del renacimiento español y la que encumbró a su autor como una de las figuras claves de este estilo en nuestro país. Renacentistas son también las reformas del claustro del s. XVI, en las que intervinieron algunos de los más afamados autores de la época, como Herrera o Vandelvira.
El estilo barroco también ha dejado su marca en el monumento, así, algunas de sus capillas y detalles del interior, pero sobretodo una primera reforma de la fachada, corresponden a este estilo. Sin embargo, la fachada que encontraremos hoy en día es de estilo neogótico, consecuencia del incidente más grave que ha vivido el templo, el derrumbe de la Torre del Giraldo, en 1902. Esta torre, la principal de la Catedral, se desplomó el 13 de abril de dicho año, dejando cuatro muertos, daños importantes en uno de los laterales y la fachada del templo y la destrucción de casi todas sus vidrieras. La reconstrucción, intencionalmente neogótica, de la fachada nos deja entrever su estilo gótico original que nos recuerda a los templos franceses de la época, como la catedral de Reims o la de Notre Dame. Por su parte, las nuevas vidrieras corrieron a cargo de autores modernistas como Gerardo Rueda y Gustavo Torner, lo que dota al interior de la Catedral de una mística especial.
La Catedral de Cuenca está adscrita, además de a la Virgen, a un santo local, San Julián, segundo obispo de Cuenca y patrón de la ciudad. En la Catedral encontramos varias capillas dedicadas a San Julián, aquellas donde en algún momento han reposado sus restos, estos actualmente se encuentran en el transparente de la capilla mayor, construido de forma que resplandece y es visible, no solo desde el frente, sino también desde la parte posterior de la misma. La iconografía que encontramos en estos espacios hace alusión a la fama del santo de realizar trabajos de cestería con mimbre para venderla y, con los beneficios, ayudar a los necesitados.
En el interior de la Catedral destacan elementos como el magnífico coro con sillería de estilo neoclásico y su rejería, una de las mejor conservadas del arte religioso español; o como la sacristía mayor, con estilo isabelino y cajonería de madera labrada, o la sala capitular, con su bello artesonado; o su curioso claustro, con patio asociado con vistas a la hoz del río Huecar. Un pasillo lateral de este patio nos lleva, además, a una curiosa exposición donde podemos observar los restos originales de la destrucción ocasionada por el colapso de la Torre del Giraldo, así como la explicación del accidente y de las obras de reconstrucción que han llevado a la catedral a su estado actual.
Entre sus numerosas capillas, aparte de las mencionadas dedicadas a San Julián, destacan algunas como la del Sagrario, con talla del S.XII dedicada a esta virgen, cuya imagen llevaba siempre Alfonso VIII en sus conquistas; o como la de los Caballeros, de la ilustre familia Álvarez de Albornoz, con los enterramientos más antiguos del templo y con la intrigante frase en latín De victis militibus mors triumphat que nos recuerda que la muerte nos iguala a todos, triunfando incluso sobre los caballeros victoriosos.
La Catedral de Cuenca tiene su colofón final si nos atrevemos a ascender al triforio de la misma, desde donde se puede apreciar todo el conjunto interior desde la magnificencia de las alturas, pero también nos permite observar la plaza mayor de la ciudad a nuestros pies y los paisajes naturales que la circundan y enmarcan su arquitectura.
La visita a la Catedral se complementa perfectamente con la del museo del Tesoro de la Catedral, un espacio diseñado por Gustavo Torner en salas que aún conservan yeserías con escrituras cúficas, que nos recuerdan las raíces árabes del templo. En las salas de este museo se exhiben hasta 200 piezas de gran valor y originalidad, procediendo sus fondos no solo de la propia catedral, sino de diferentes diócesis conquenses, con salas dedicadas al medievo, al renacimiento, o al barroco. En su cámara acorazada podemos observar desde dos obras de El Greco, al Díptico Bizantino (Icono Relicario delos Déspotas de Epiro), además de valiosas colecciones de orfebrería, tapices y alfombras.
La catedral de Cuenca es, sin lugar a dudas, uno de los templos españoles más completos y originales y una de las paradas obligadas para aquellos que visitan la ciudad.